lunes, 2 de noviembre de 2015

Homero Manzi

El 1 de noviembre de 1907 nacía Homero Manzi, poeta, letrista, director de cine argentino, y autor de varios tangos y milongas muy famosos, entre los que destacan “Barrio de tango”, “Malena”, “Milonga sentimental”, “Romance de Barrio”, y “Sur”.

Durante las décadas del 30' y del 40', una serie de transformaciones económicas, políticas dieron lugar a una nueva sociedad. La rápida industrialización y crecimiento de las ciudades, la lucha de los sectores populares por incorporarse a la vida política y la llegada de los nuevos medios de comunicación –radio, cine y algo más tarde la televisión– dieron lugar a la necesidad de un lenguaje y una narrativa que anclara lugares, costumbres y personajes ante tantos cambios vertiginosos. Y es así que Manzi comienza a retratar, por un lado, una sociedad que lentamente comienza a desaparecer y, por otro el nacimiento de una nueva cultura de masas. Y es precisamente, es en esta encrucijada donde su obra se convierte en parte de los cimientos de nuestra identidad cultural.

Con las letras de sus tangos, Manzi interpreta a la ciudad a través de sus barrios –Barrio de Tango, Arrabal, Sur, entre muchos otros– y sus habitantes: los compadres de los cafetines, las fabriqueras, las muchachas vestidas de percal, la patota procaz, los carreros.

Hay una segunda vertiente en la obra de Manzi, relacionada con una tendencia romántica que se impone en el tango de los ’40, que dio lugar a piezas de extraordinaria belleza por la gran audacia de sus imágenes: "Fui como una lluvia de cenizas y fatigas / en las horas resignadas de tu vida..." (Fuimos). A esta serie pertenecen "Fruta amarga", "Torrente", "Después", "Ninguna" o "Fuimos".

Estas letras inmediatamente quedaron en la memoria de los porteños y las melodías eran tarareadas por todos. Manzi fusionó lo rural y el arrabal –renueva la milonga y crea una milonga suburbana, de la ciudad, diferente de la campera: “Milonga sentimental", "Milonga del 900" y "Milonga triste", entre otras– y unió lo culto –las poéticas vanguardistas– y lo popular –la nostalgia tanguera–.




Más allá de su faceta como compositor, la figura de Homero Manzi está indisociablemente unida a la década de oro del cine Argentino. Participó en numerosas producciones como director (El último payador, Pobre mi madre querida), guionista (Donde mueren las palabras, Su mejor alumno, Fortín Alto, Confesión y Nobleza gaucha, entre otras), adaptador (La guerra gaucha y Ceniza al viento) o compositor de sus temas musicales (¡Arriba juventud!, Los caranchos de la Florida, Las de Barranco y ¡Tango!, entre otras) También trabaja en la radio a través de los libretos –que eran interpretados por los artistas más renombrados de su época– y en periódicos y semanarios populares.


En la vida de Homero Manzi es central su compromiso con los dos grandes movimientos políticos argentinos: el Yrigoyenismo y Peronismo. Sus convicciones más personales se basaban en el respeto a los derechos populares y en la necesidad de desarrollar un pensamiento y una cultura independiente.


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